Inicio » El Portalejo
Se trata de uno de los puntos de confluencia más pintorescos de la villa; espacio de cruce que sirve de nexo entre las partes alta y baja del núcleo urbano. Largos escalones empedrados son los encargados de hilvanar este paseo que une las cuatro calles con el frontón y el Patín.
Se trata de un itinerario para recorrer despacio, casi jugando entre las zancadas breves o largas sobre el enlosado. En él, estrecho corredor para el callejeo que quizá exija protegerse de alguna que otra corriente, una suerte de pasadizo atraviesa debajo de una estancia, en voladizo, de una vivienda particular.
Si el sentido de nuestros pasos es descendente desembocaremos en las Cuatro Calles. Si decidimos coger las escaleras que van hacia la izquierda y no descender, podremos llegar hasta las traseras de la Iglesia gracias a unas estrechas y empinadas escaleras en piedra. En lo alto de estas, el mirador de la calle Camarilla promete panorámicas gracias a un balcón natural hacia el Revinuesa; brindando una magnífica vista sobre el Embalse de la Cuerda del Pozo. Estamos muy cerca de la Plaza Mayor.
Si, por el contrario, el itinerario es de subida, nuestros pasos nos conducirán hasta el frontón de piedra. Flanqueado en dos de sus lados por un pequeño graderío, el juego de pelota es santo y seña de los pueblos de la geografía provincial en general y la comarca en particular, donde hay mucha afición a la pelota a mano y otros deportes al abrigo del frontón. En fiestas, la tradición unirá cada año a los hombres en torno al juego de la tanguilla.
Escenario de reuniones sobre todo en verano, los días de buen tiempo se inunda de voces infantiles, bicicletas y patines. Lo hace entre la piedra de las casas y el verde del monte al fondo, demorándose en los días largos y estivales en los que el pueblo acoge a mucha más población. Una zona recientemente arreglada, antes conocida como el Rastro y hoy llamada ‘El Patín’, reafirma en el nombre su nueva función de lugar de encuentro y juego. Se sitúa en las traseras del ayuntamiento, allí donde un día se ubicara el antiguo rastrillo o mercado.
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