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Si hay un espacio en el que detenerse antes de partir a visitar y conocer Vinuesa, ese es la Plaza Plazuela. No solo porque en la anatomía urbana de la localidad haga de nudo en el que confluyen las calles que dan acceso a la Plaza Mayor y al casco, sino porque su conjunto es un espléndido representante de villa señorial de los siglos XVIII y XIX. Esto incluye un rollo, Bien de Interés Cultural, que nos habla del pasado y su razón de ser villa.
Su perímetro se traza con casas y casonas que son ejemplo de la tipología arquitectónica de la zona: viviendas de dos alturas y alero ancho, en ocasiones con doble hilada y teja pintada, sobre balconadas y puertas de arco de medio punto y gran dovelaje.
Destaca especialmente el antiguo Palacio de los Hedilla y la Casa de los Muñoz. Esta edificación de dos pisos construida en sillar, que como el resto derrama memorias carreteras en su puerta. En la segunda planta, la balconada conserva una inscripción donde se puede leer: “AVE MARIA PURISSIMA AÑO DE 1760”. Y sobre ella la amplia cornisa de madera con canes insiste en la factura pinariega. Aunque la fachada está hoy chapada en piedra, tipológicamente sigue siendo uno de los conjuntos urbanos más interesantes que se conservan. La vivienda, una de las primeras en tener chimenea y cocina pinariega, consta de tres cuerpos articulados en torno a un patio de columnas jónicas que se abre a otro por donde accedían carros y coches de caballos.
En su piso superior, bajo la cornisa volada de madera con canes, podemos ver tres balcones y un escudo; este cuartelado con estrella, jarrón, castillo y flor lis de los Vinuesa. Remata el conjunto un bello jardín aterrazado con muro de piedra almenado, coronado con un escudo igualmente de los Vinuesa.
Pero el elemento principal de esta plaza de sonidos reiterados y nombre en diminutivo es, sin duda, el rollo que se yergue en su epicentro. De piedra sobre graderío circular, planta poligonal de sillar y terminado en pináculo adornado con besantes, data de 1776 cuando el rey Carlos III otorgara el indicativo jurisdiccional de Villa a Vinuesa. En contra de lo que tradicionalmente se cree, no se sabe de nadie que fuera ejecutado en él, pues era rollo y no pica (aunque a veces así se le llame); esto es, símbolo de categoría administrativa y villazgo, y no de castigo. Las ejecuciones se hacían en la calle del Pósito y en la fuente Salada, donde en 1775 se instalaran allí la Horca y el Cuchillo, símbolos de la Jurisdicción en materia criminal.
Decíamos al principio que este era un buen punto de partida para conocer la Villa. Ahora ya, con un poco más de su historia entre los pasos, podemos callejear entre su presente y su pasado. En la Villa hay algunas casas y documentos con un escudo. En él se dibujan trazos de leyenda e historia, pues no en vano el ayer de los pueblos y los hombres se teje con una mezcla de ambas.
Leyenda del escudo de Vinuesa
Cuentan que un día del siglo XV, Juan I de Castilla se encontraba cazando por los montes visontinos con su hijo, con tan mala fortuna que este se cayó del caballo y fue atacado por un lobo. Aseguran que, de no haber sido por la intervención de unos cazadores de la localidad, Juan II habría muerto. En agradecimiento, el monarca concedió el escudo en el año de 1416 y cedió el pinar de Vallilengua, hasta entonces monte real. Un episodio que es recordado y homenajeado en el blasón de la villa donde podemos observar la presencia de los pinares de la zona dando cobijo al lobo de la leyenda. Un escudo flanqueado en la parte superior con la corona real en alusión al monarca castellano.
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